Soy licenciado en ciencias del deporte y amante de la naturaleza. Mis mayores aficiones son los deportes, en especial el fútbol, también los videojuegos y los juegos de mesa. Y lo que más me gusta del mundo es jugar ?♂️, de hecho, mis mejores y más nítidos recuerdos de la infancia son jugando. Es por eso que me he lanzado a hablar del “juego de mi vida”.
Y no es que vea la vida como un juego, pero sí me gusta usar los juegos como metáfora de la vida, donde siempre hay otra oportunidad para volverlo a intentar y donde aceptar la derrota y corregir los errores te hacen ➕mejor jugador➕. Con ese fin hoy comparto mi historia como jugador de un juego, LA VIDA, que tuvo un comienzo, tiene un desarrollo y tendrá un final.
Nací, como se suele decir, con un ⚽ debajo del brazo. Con 4 años pasaba las tardes en el campo de fútbol haciendo montoncitos de arena más que otra cosa, pero desde entonces, ya sabía cuál era mi pasión. Jugaba y entrenaba sin parar y aunque cada vez el deporte se hacía más exigente, conseguí un gran nivel. Y así, seguí dándolo todo hasta que fui consciente de que ese juego se había convertido en un estilo de vida. Quería ser jugador de fútbol, profesor de educación física y entrenador, y no pararía hasta conseguirlo?
Pero en un momento del juego, inesperadamente, me tuve que enfrentar a un gran monstruo, un grave accidente de moto. Un monstruo que iba a cambiar el devenir del juego. Lo que él no sabía, ni yo tampoco, es que me había preparado toda mi vida para afrontar esa batalla y gracias a todo ese entrenamiento y algo de suerte, pude soportar el golpe. Y como ya sabéis en las grandes batallas, JUNT@S se juegan es mejor. En mi caso tuve a los mejores magos (los médic@s y fisi@s) y al mejor ejército (mi familia y amig@s). Y gracias a eso, y ? al deporte que había practicado durante toda mi vida, mi cuerpo resistió al impacto y regeneró de las lesiones. Y después de cuatro operaciones (los dos fémures y las dos rodillas), una parálisis en el pie izquierdo, casi tres años en silla de ruedas, muchas horas de rehabilitación y muchos dolores, volví a caminar con bastante dificultad y ayuda de bastones.
Durante el tiempo de recuperación, como si de una nueva expansión del juego se tratara, encontré nuevos desafíos que luego se convirtieron en oportunidades. Todavía hoy me emociono recordando cuando un buen amigo me ofreció ser el entrenador de un “equipo de amigos” en un torneo. Acepté con mucha ilusión, lo que no sabía era la barrera que me iba a encontrar ?❌ un muro enorme de prejuicios cuando me negaron la entrada al banquillo porque iba en silla de ruedas, con la simple excusa del mantenimiento del césped y exoneración de responsabilidades. ? Resignado, cabreado y enrabietado por dicha discriminación, me dispuse a denunciar la paradójica situación y toqué la puerta de diferentes entidades, medios de comunicación, políticos. Y ahí es donde aparece COCEMFE Alicante. Ellos fueron los primeros en interesarse, atender mi situación y tomar medidas al respecto y gracias a ellos me pude incorporar de nuevo a mi puesto como entrenador del equipo y dirigir los últimos partidos que quedaban. De ese primer encuentro con Cocemfe, me llevé además de muchas sorpresas y el reencuentro con un viejo amigo, la satisfacción de alcanzar lo que llevaba soñando y preparándome durante tanto tiempo.
Tras la primera toma de contacto con la entidad, tuve acceso al Servicio de Intermediación Laboral para personas con Discapacidad (SIL), desde donde fui guiado y acompañado en la búsqueda de empleo. También participé activamente como voluntario en diferentes acciones de divulgación y sensibilización, que resultaron también medicina para aceptarme en esta nueva situación.
Así fue cómo llegué a una nueva etapa del juego en el que yo participaba con otras condiciones, con distintas capacidades y nuevas habilidades, pero participaba. Actualmente, continúo mi formación como profesor de educación física y trabajo en el Servicio de Transporte de COCEMFE Alicante con un equipo maravilloso.
Y sabéis qué, hoy me siento afortunado al comprender que lo importante del juego no es ganar, sino el placer de compartir, recordar, sufrir, reír… en definitiva VIVIR esos momentos con otras personas. Siempre aprendiendo a superar las dificultades, adaptándome a los acontecimientos para generar nuevas oportunidades.
Porque ya sabes amig@, “en este juego nunca sabes cuándo tendrás que jugar la última partida y absolutamente todas son igual de importantes”.
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